domingo, 26 de junio de 2011

Las energías o algo así


En muchas ocasiones me ha pasado que no me puedo acercar o conocer a una persona porque sus energías resultan como una especie de repelente y me alejan (es como si pusieran barreras que yo no puedo penetrar). En el último tiempo me ha pasado más seguido he conocido a mucha gente, he querido hacer caso omiso a eso de las energías para que no resultase como una excusa o una sugestión que me pueda crear para no conocer, o que se yo. Sin embargo aún pasa.

Conozco, me acerco, y trato de ser “amistosa” con aquellas personas de energías opuestas a las mías, pero no hay caso, tarde o temprano me termino alejando porque no encuentro el punto en el cual nuestras energías puedan mezclarse o ser un poco más amena.

Porque hablo tanto de las energías, bueno porque creo en ellas. Se me hace muy fácil saber cuando alguien está feliz, triste, enojado, o demuestre cualquier otro sentimiento. Quizás sea tener alguna sensibilidad “especial” que permita captar eso, no digo que sea “especial” ni nada por el estilo, solo me pasa. Bueno también sucede que sé ocultar las mías, no me gusta que la gente sepa como estoy, quizás en eso me contradigo o no, bueno ya me enrede o como dice la Kata “ya me hice bolas”.

No sé si les ha pasado que hay gente que les quita o da energía, gente que emana cosas positivas que cuando la ves sientes como te llenas tan solo por compartir un momento o algún tipo de emoción con aquellas personas, es genial cuando pasa eso. En ese mismo aspecto también hay gente que te quita energías que te deja seca, compartir un solo momento con ellas nos hace pésimo, ya que luego de ello nos sentimos cansados y desganados, con ganas solo de dormir o descansar. Es raro lo sé, pero pasa. En las relaciones de pareja también puede manifestarse y ahí hay que tener cuidado, ya que si tu pareja te quita energía vital no next, para qué estar con una persona que no te da nada sino que te quita (bueno está volada creo que la entenderé solo yo :B). Es que una vez sentí eso por eso lo digo, pero bueno quizás es pura sugestión que importa mi vida está llena de eso.

Igual siento que me desvié un poco del tema, ya que quería explicar eso de conocer o no conocer gente por el tipo de energía. Quizás acá piensen que me estoy limitando a conocer personas por ello, pero la verdad es que a veces no puedo, no tranzo, y los que me conocen bien saben que es así. Es parte de mi personalidad,  me cuesta demasiado conocer gente por lo mismo y bueno la primera impresión que tienen de mi siempre es que “mina piola” y eso es porque me gusta escuchar, observar y “sacarles la foto” de ese modo me doy cuenta con quien estoy tratando. Lo sé pienso mucho pero eso me asegura de acercarme a las personas correctas y hasta el momento no me he equivocado, y si alguna vez lo hice fue porque no lo “pensé” tanto. Ya me cansé, desvié y enrede. Chao. 

Ale Lebeau.-

viernes, 10 de junio de 2011

Más que un sueño


Sentía un fuerte dolor en mi pecho, era algo así como angustia, pero porqué, yo sabía que todo estaba bien, pero aún así lo sentía. Decidí levantarme, era inútil ya seguir durmiendo, cuando puse un pie fuera de la cama sentí un tibio aire que rozaba mi pantorrilla. Miré a mi lado y me di cuenta que el trozo trisado de mi ventana ahora estaba más grande. Parecía como si una piedra la hubiera atravesado, me acerqué y toque el borde roto, al parecer lo hice con demasiada fuerza, porque al rozar mi piel contra el vidrio comenzó a caer mi sangre que emanaba de la herida recién hecha. Sin alguna reacción de dolor me retiré, miré mi dedo y lo llevé a mi boca, probé la agria sangre que salía de mi dedo, lo froté contra mi pijama y me dirigí al baño.
Ya estando en ese frío y lúgubre lugar una serie de eventos comenzaron a suceder. Me acerqué al lavado, puse mi dedo bajo el agua fría, un terrible dolor comenzó a surgir de el. Recuerdo que me retorcía y mordía mis labios para amenizar un tanto el dolor. Me miré en el espejo y no me reconocí. Era como si mi cuerpo estuviera sufriendo una metamorfosis, iniciada por esa simple herida. Cuando vi que ese no era mi rostro, me comencé a desesperar, ya no sabía que sucedía. Era quizás un sueño, me preguntaba, pero las respuestas a éste suceso no cabían en mi mente, la desesperación se apoderó de mí.
Caí al piso, sentía que mi cuerpo lentamente perdía sus fuerzas, no podía pensar, ni siquiera pedir ayuda, apoyé mi cabeza contra la baldosa del baño y me comencé a desvanecer. Mi cuerpo comenzó a flotar, ya no tenía respuesta de el, se manejaba completamente solo, mis manos caían lentamente, el pelo me rodeaba el rostro y no podía ver con toda claridad lo que sucedía. Comencé a sentir muchísimo frío, mis huesos eran como enormes cuchillas que se incrustaban en mi piel, me preguntaba cuándo acabaría, porqué me sucedía esto. Cuando llegué a la cima de la habitación oí que alguien se acercaba, por fin se acabaría esto pensé, era mi hermano, “Tomás, Tomás” grité, pero no había reacción de él. Era como si estuviéramos en el mismo lugar pero en un paralelo completamente distinto. Cuando mi hermano vea la sangre en el lavado se extrañará y mirará hacía arriba, me dije. Pero para mi sorpresa el lavado estaba completamente limpio, era como si nada hubiera sucedido. Anhelaba a que Tomás mirara hacía arriba, para saber si era visible o no, cuando lo hizo mis ojos se llenaron de emoción, pero mi hermano no me vio. Yo estaba en aquel lugar, pero a la vez no. Sentía que estaba todo perdido, que me quedaría ahí suspendida en el aire mirando lo que sucedía, viendo como mi vida se desgastaba poco a poco.
Al salir Tomás de la habitación sentí como mis esperanzas de volver se desvanecían, pero fue cuando sucedió algo aún más inesperado. Una fuerza extraña tiró mis brazos y piernas hacía a un costado, sentí una fuerte presión sobre mi pecho, grité muy fuerte y lloré, una emoción inundó mi cuerpo a pesar del dolor que sentía. Era como si algo me quisiera arrancar de la piel, robar mi esencia, mi alma. Cómo explicarlo si no lo sientes, ¿Cómo?, luego de aquel infernal dolor vino la paz. Me vi acostada en un verde prado, rodeada de las más bellas flores que se puedan imaginar, un sol radiante que iluminaba mi cuerpo, acompañada de un despejado día, era la perfección. Con los ojos cerrados comencé a tocar el pasto, sentí calidez, amor, emoción, el dolor se había ido completamente. Me senté, seguía con los ojos cerrados, me levanté y caminé en dirección desconocida. No sé cuanto habré caminado, fueron minutos, horas o quizás segundos. Quién sabe. Solo sé que llegué a un punto donde sentí que debía parar y lo hice. Una brisa inundo mi cuerpo, abrí mis brazos y me lancé, sentía que caía pero no tenia miedo, sabía que nada malo iba a pasar. Recuerdos, pensamientos, emociones, sensaciones, todo lo bueno y malo en mi vida pasó por mi mente, y lo entendí, sabía porqué estaba ahí, mis acciones en los últimos años estaban haciendo que desperdiciara mi vida y que no la viviera como debía ser. Mientras estos pensamientos recorrían mi mente yo seguía cayendo, en realidad no me preocupaba si esto era para siempre, ya que cualquier cosa hubiera sido mejor que despertar donde mismo, y con la misma sensación de angustia que me rodeada aquella mañana en que comenzó todo. Que ilusa fui. Mis ojos se llenaron de lágrimas, sentía que llegaba al final y la verdad no quería, finalmente caí sobre algo suave y blando, la angustia había vuelto, debía enfrentarla. Abrí mis ojos, miré a mi alrededor, estaba de vuelta en mi pieza, vi la ventana y ya no tenía nada, me levanté, me miré al espejo y vi mi figura, aquella que había despreciado por mucho tiempo, el dolor había vuelto. Salí al patio caminé unos segundos y me di cuenta que aquel prado verde y perfecto de mi sueño estaba ahí, al frente de mis ojos, ahora sabía que todo lo que tenía hacer era abrirlos y ver más allá.

ALe Lebeau.-